sábado, 24 de marzo de 2012

Fusiones y exageraciones

Hace tiempo ya que noto una clara tendencia hacia una sobreintelectualización de la música en diversos campos, estilos y vanguardias por llamarlas de alguna manera.
En particular y recientemente, he estado prestando particular atención a las tendencias de la así llamada "proyección folclórica" que tan en boga está en la Argentina. Pareciera que el valor intrínseco de los mensajes sociales, culturales, étnicos, comunales, comunicacionales y geográficos de los cantos y ritmos no solo argentinos sino sudamericanos en general estás siendo un poco pisoteados en pos de la aplicación (o imposición) de rearmonizaciones no solo pesadas sino también a mi entender de mal gusto muchas veces. Daría la sensación que nuestra noción del valor de la tradición fuera bastante pobre por momentos, y nuestra necesidad de marcarnos como grandes intelectuales de las "notas" nos estuvieran ganando la partida.
Más allá de lo que se siente como una moda actual por cantar y tocar folclore, estaría bueno repasar la historia y orígenes de nuestro valiosísimo cancionero nacional y latinoamericano, con el fin de recuperar las raíces. Últimamente he llegado a la conclusión de es muy difícil trasmitir y reproducir con un toque personal las expresiones artísticas de un lugar geográfico en particular que uno NO CONOCE. No es lo mismo interpretar un Huayno cómodamente desde nuestro estudio de grabación en Capital Federal que hacerlo luego de haber subido a la Puna, hablado con los habitantes, conocido sus costumbres, tradiciones, festividades, mitos, supersticiones y formas de vida. Es ahí donde conociendo el trasfondo real de una civilización podemos encontrar nuestra forma de versionar o interpretar la música de ELLOS dándole respetuosamente nuestro toque personal e individual.
Creo que es hora de salir de esta ciudad para conocer de que se tratan nuestras raíces más profundas, con el respeto que ellas merecen. Creo que es menester dejar de tomar nuestra música simplemente como "lindas canciones". Creo que es hora de salir de nuestro departamento de Recoleta para ir a conocer que es lo que realmente estamos tratando de cantar, y no bombardear con armonizaciones pesadas y sin gusto alguno los cantos autóctonos originarios sin ningún miramiento.
Gracias a Dios, muchos músicos lo hacen o han hecho con el conocimiento del cual hablo (Juan Quintero, Pedro Aznar, Jorge Fandermole, la negra Sosa, el Cuchi, Raul Carnota y Marcela Passadore por nombrar solo a un puñado de ellos), pero con todo el respeto del mundo, aconsejaría a varios músicos más del ambiente ir a hablar con la GENTE, los hijos, nietos y biznietos de estas comunidades con historias y vivencias tan pero tan particulares. Respirar el aire que ellos respiran y terminar de entender que uno no la tiene "grande" por tirar mil acordes inspirados, sino por ser una persona humildemente dispuesta a ser una mensajero nuevo de los mensajes ancestrales con la responsabilidad de que eso implica.

Daniel Camelo
24 de Marzo de 2012